Morphine - The Night
¿Quién soy?
Jugué con el agua de un río de un pueblo donde solía ir para alejarme de la gran ciudad. Siempre encontré parecidos entre el agua y el mercurio. El sol ardía sobre mi piel, haciéndola brillar. Veía todo como si fuese demasiado claro. Enceguecedor. La brisa apagaba el ardor del sol, dándome una sensación extraña de relajación y confort. Como las cosquillas raras que te pueden dar en algunos lugares estratégicos de tu vientre, si delicadamente lo acaricias con las yemas de tus dedos. El sonido del silencio – un pitido de fondo en mis oídos, como música jazz en un restaurante – resaltaba los detalles del paisaje. Quizá también despertaba cada uno de mis sentidos, envolviéndolos con mi entorno. Los sentimientos y pensamientos que rutinariamente intentaba refugiar en el bullicio, se escapaban de mi control. Más no podía escaparme de mí mismo cuando me encontraba de frente a mí.
No había nadie a mí alrededor. Si yo fuese un lugar, tampoco habría nadie en mí.
Pregunté cuáles habían sido los factores, caminos andados, decisiones tomadas, palabras, escritos, preguntas, acciones, lágrimas, gritos, para que terminara en aquel mismo momento sólo. Sólo, con miles de oportunidades posibles para cambiar mi destino. Siempre encontraba un obstáculo para realizar ningún movimiento.
Escuché pequeños pasos animados que caminaban hacía mí. La imagen de la idea de mi amiga Frerimini concluyó en su presencia, ante mis sentidos. Aun así no había nadie a mí alrededor.
Cada palabra de nuestra conversación se asemejaba al petróleo, incapaz de diluirse en el agua del río. Se manchaban nuestros gestos de desesperación emocional, poniéndonos en la cumbre de nuestra existencia en el mundo. ¿Qué queríamos lograr?
Sentí algo, que era nada. Por ser nada, era todo. Un vacío. La gente suele llamarlo así. Pero más que un vacío, o sea nada, es un recipiente con muchas cosas. Cosas que no pueden conectarse entre sí, produciendo algún tipo de falso contacto con el alma.
Éramos dos cuerpos que no comprendían a fondo nada del otro, aunque tuviésemos un silencio, y un respiro en común.
Estábamos juntos, pero no había nadie allí. Éramos fantasmas del vacío relleno.
Si yo fuese un lugar, tampoco habría nadie en mí. Si fuese un vacío tampoco habría nada en mí.
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