Hormigueo de la pierna

       Tener las emociones entumecidas es como cuando se te duerme una pierna. Tanto estímulo no puede ser procesado cuando estás jodiendo a un nervio sentado como un boludo en la silla en vez de sentarte derechito -a pesar de que tenés 23 años-. Cuánto más tiempo estás sentado, peor es el entumecimiento. 

¿Sabés lo que es más tenebroso de esta metáfora y su cumplimiento? El momento en que liberás al  nervio y comienzan a llegar las hormiguitas. No sólo duele, si no que no te deja moverte y te deja paralizado en el lugar. Si tratás de moverte, te duele más.

¿Sabés qué es lo mas lindo de esta metáfora y su cumplimiento? El momento en que el hormigueo pasa y el dolor pasa también. Todo declina de una manera natural junto con el tiempo y luego ya no está. En el medio uno también llega a aceptar que debe quedarse quetito y esperar un poco, darse un respiro, un momento. También pasa que a veces nos levantamos rápidamente y nos la bancamos re bien.

Probablemente en casos de extremo amortiguamiento se te permanezca una sensación incómoda residual, pero eso también pasa. 

Además, como el boludo que es uno, uno vuelve a sentarse de manera extraña y probablemente pase de nuevo...
Pero no por eso dejamos de sentarnos raros. Porque es cómodo en cierto sentido. Porque lo hacemos a nuestra manera cuando no estamos presionados por sentarnos bien en el trabajo o en clases. Lo hacemos porque está bueno y aunque uno esté cauteloso de no apretarse la pierna, toma el riesgo. O puede ser que ni nos estemos dando cuenta que la falta de postura correcta nos va a hacer doler.

Tomamos el riesgo para sentir, para vivir. Esa es la idea. Es mejor vivir sin una coraza dura y no estar en un estado de alerta total para no sentir más las  hormiguitas.