No me salen las lágrimas, me las he tragado a todas. Están escondidas en un cofrecito en el pecho. El cofrecito es de madera y aún tiene olor a bosque. La llave se la ha llevado el mundo, te la llevaste vos, se la llevaron ellos y ellas, la distancia, la lluvia y la luna. A veces desespero hasta pensar en morir, pienso en las pocas salidas y comienzo a sentirme acorralada, incluso acobachada. Siento que me han dado un conteo hacía atrás de los segundos que me quedan por resignarme. Resignarme y dejarme atropellar completamente por cada sensación de abandono. Vacía y llena, acostada con los ojos bien abiertos, perdida y despidiéndome de a poco.
Creo que siempre me despedí de a poco de todos.Siempre sonreí de a cuotas con interés. Todo ha tomado una parte de mí y no me han devuelto nada. Descorazonada, me doy cuenta que uno nace y muere sólo, pero nunca me he podido adaptar a esa idea. La idea de nacer para uno y morir para uno sólo. La idea de haber nacido con extremidades, dedos que pueden unirse a otros dedos muy fuertemente, la idea de tener una boca, palabras, ojos con qué abarcar a los demás y finalmente nacer y morir sólo. ¡La idea de que han entrado en mi! Yo he sentido al otro entrar dentro mío, y haya decidido dejar sólo un rastro de satisfacción por detrás.
No sé aún si esto se trata de un rencor indefinido hacía todo o simplemente es el dolor que conlleva haber perdonado y aceptado sin realmente haber podido dar un cierre a nada. En éste mundo muchas veces todo se hace a las apuradas. Uno se muere a las apuradas, termina una relación a las apuradas, olvida a las apuradas, llora a las apuradas...
Estoy apurada por morir, creo.
Tengo tanto miedo de arrepentirme en el último segundo.
Tengo más miedo de vivir que de morir.
Que nadie y todos al mismo tiempo lean lo que escribo,
para ser nada y algo para todos... Como siempre lo fui y siempre nos seremos.
Quizás sueñe y no despierte más. Es una despedida en general, como cuando uno no quiere saludar a alguien conocido cuando va por la calle haciendo trámites.
Es una despedida a lo lejos, a lo cobarde, a lo arrepentido.
Ojalá haya una entrada más, una más... Ojalá haya otra entrada, ojalá mejore.
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